jueves, 5 de septiembre de 2013

La Educación Argentina


            ¿Cómo está la educación en la Argentina? ¿Cuáles son las características del sistema educativo en la actualidad? ¿En qué difiere de los `90? ¿Se ha avanzado o se ha retrocedido? Intentar responder estas interrogantes es el objetivo de este artículo. Y para poder hacer un análisis correcto sobre el estado actual de la educación en nuestro país, es necesario, antes que nada, situarse desde una perspectiva histórica.

Hace poco más de veinte años atrás, en 1992, se produjo la fragmentación y atomización del Sistema Nacional de Educación, con la transferencia de los servicios educativos de la Nación a las provincias pero sin los recursos financieros necesarios para costearlos. Un año más tarde y en pleno auge del modelo neoliberal en nuestro país y en la región, la sanción de la Ley Federal de Educación implicó un deterioro enorme desde el punto de vista pedagógico, salarial, laboral y financiero. La creación de la EGB y el Polimodal provocó la desjerarquización educativa y la “primarización de la enseñanza secundaria”. Asimismo, la virtual eliminación de la Educación Técnica significó un enorme retroceso para el desarrollo del país. Las consecuencias más graves que dejó este modelo neoliberal de la educación fue la disminución de la calidad educativa en general, la valorización de la enseñanza privada por sobre la estatal y un acelerado proceso de exclusión de miles de niños y jóvenes del sistema educativo.

            A partir de 2003 el Estado Nacional propone un cambio de paradigma en varias esferas de la vida política y social, incluyendo a la educación entre sus principales preocupaciones. Comienza así, un esfuerzo para intentar mejorar la educación pública y articularla con el sistema científico-tecnológico. La inversión en educación se entiende ahora, como la herramienta fundamental para desarrollar las capacidades productivas del país y para alejarnos definitivamente de la pobreza y de la exclusión social. Para ello fue fundamental la Ley de Financiamiento Educativo de finales de 2005, que estableció, entre otras disposiciones, incrementos paulatinos en los fondos destinados a la educación, hasta alcanzar en el año 2010 el 6% del producto bruto interno (PBI), cifra que en la actualidad es inclusive superada. A esto se le sumó la nueva Ley Nacional de Educación (LEN) de 2006, que reformuló por completo el sistema educativo volviendo a la estructura de los dos niveles básicos de enseñanza primaria y secundaria. En el espíritu de la nueva ley se establecen como objetivos primordiales la universalización del nivel inicial y la obligatoriedad de la primaria y la secundaria. La LEN contempla, además, otras modalidades de educación que deben ser garantizadas por el Estado: Educación a Distancia, Artística, de Jóvenes y Adultos, Educación Domiciliaria y Hospitalaria, Educación en Contextos de Encierro, Educación Especial, Educación Intercultural Bilingüe y Educación Rural. En dicha ley se declara, también, que la educación es un bien público y se concibe al Estado como el garante de una educación integral para todo habitante del territorio argentino.

Otro aspecto que es fundamental para el mejoramiento de la calidad educativa tiene que ver con la recomposición salarial de los docentes de todos los niveles. Las discusiones paritarias que todos los comienzos de año se desarrollan, traen gran visibilidad en los medios de comunicación, muchas veces generando situaciones de incertidumbre y de crisis. Sin embargo, esto no debe entenderse así, ya que la negociación de salarios y de condiciones de trabajo se ha institucionalizado, lo que permite establecer una mejor retribución al trabajo docente, aunque todavía queda mucho por hacer en esta materia.  

El sistema universitario es uno de los niveles en donde mejor se observa el avance en estos últimos años. Siendo el Estado Nacional el responsable de establecer la política universitaria y la asignación de recursos económicos, la evolución del sistema universitario se hace palpable en una mayor asignación presupuestaria para este sector, en un fuerte incremento en el salario docente, en la regularización de miles de docentes que se encontraban dictando clases de manera gratuita y en la creación de nuevas universidades. En cuanto a este último punto, es importante remarcar que desde 2003 se crearon nueve Universidades Nacionales, llegando a un total de 47 distribuidas en todo el país, ampliando la oferta de carreras y la cobertura geográfica. De las nuevas instituciones educativas que se suman al sistema universitario argentino, seis de ellas están ubicadas en el Gran Buenos Aires (la Universidad Nacional Arturo Jauretche en Florencio Varela; la Universidad Nacional de Avellaneda; la Universidad Nacional de Moreno; la Universidad Nacional del Oeste, en Merlo; y la Universidad Nacional de José C. Paz) y tres en el resto del país (la Universidad Nacional del Chaco Austral; la Universidad Nacional de Villa Mercedes, en San Luis; y la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur). Hoy todas las provincias del país cuentan con una universidad nacional en su territorio. La creación de estas nuevas universidades no sólo permite que miles de jóvenes puedan acceder a una educación superior, sino que además permite que miles de esos jóvenes tengan la posibilidad de estudiar cerca de sus hogares y sin la necesidad de viajar largas distancias o de inclusive mudarse.

Es producto de este cambio de paradigma que se ha dado en la política nacional, que hoy, a diferencia de épocas pasadas, un niño nacido en el seno de una familia pobre, tiene derecho a que sus padres perciban la Asignación Universal por Hijo (AUH), asegurándole a toda la familia un ingreso mensual mínimo para que ese chico no deje la escuela, ya que la misma exige la regularidad escolar para continuar con el beneficio. En la escuela secundaria, obligatoria desde el 2006, ese alumno tendrá acceso a la tecnología, mediante una netbook que le otorga gratuitamente el Plan Conectar Igualdad. Si ese joven vive en una zona rural, contará además con ayuda económica para movilidad y equipamiento multimedial en su escuela. Cuando finalice estos estudios, tendrá la posibilidad de acceder a una beca nacional, para solventar sus gastos personales mientras estudia en una universidad pública y gratuita. Además, cuando termine la universidad, se encontrará con un sistema productivo dinámico, que con un 7% de desocupación le permitirá incorporarse al mercado de trabajo.

En conclusión, la inversión en educación pública y de calidad ha sido importantísima en esta última década y se puede contrastar fácilmente con épocas pasadas. Esto ha permitido mejores condiciones tanto para docentes como para educandos, ha incluido a miles de argentinos que se hallaban excluidos de toda escolaridad, y se han sentado las bases para la profundización del desarrollo productivo nacional. Es por estas razones y por muchas otras más, que se vuelve imperiosa la necesidad de continuar e incrementar la inversión pública en el sistema educativo en general, y de buscar las soluciones para los problemas que, lamentablemente, todavía arrastra la educación en nuestro país.   

jueves, 20 de junio de 2013

... que me ha dado Dios


El 13 de febrero de 1812 Manuel Belgrano, en vista de que muchos de sus soldados usaban las mismas insignias que los enemigos realistas, propuso al Triunvirato la creación de una Escarapela Nacional. Cinco días después el Triunvirato aprobó el uso de la escarapela blanca y celeste.

El 27 de febrero de 1812, entusiasmado con la aprobación de la escarapela, Manuel Belgrano diseñó una bandera con los mismos colores, enarbolándola por primera vez en Rosario, a orillas del Río Paraná. Allí, al frente de las baterías Libertad e Independencia la hizo jurar a sus soldados. Luego, mandó una carta al Gobierno comunicando el hecho. Este mismo día, el Triunvirato le ordenó hacerse cargo del Ejército del Norte.

El 3 de marzo de 1812 el Triunvirato contestó la carta de Belgrano, ordenándole que disimulara y ocultara la nueva Bandera y que, en su lugar, pusiese la española, que se usaba entonces en la Capital. Pero, cuando la orden salía de Buenos Aires, Belgrano ya marchaba hacia el norte y, por esta razón, no se enteró del rotundo rechazo del Gobierno de Buenos Aires a la nueva bandera.

El 25 de mayo de 1812 al frente del Ejército del Norte, el entonces General en Jefe Manuel Belgrano movilizó sus tropas hacia Humahuaca. En San Salvador de Jujuy, al frente de sus tropas, él enarboló la Bandera Argentina en los balcones del Ayuntamiento. Allí, la Bandera Argentina fue bendecida por primera vez.

El 27 de junio de 1812 el Triunvirato ordenó nuevamente a Manuel Belgrano que guardara la bandera y le recriminó su desobediencia. El 18 de julio de 1812 el General contestó que así lo haría, diciéndoles a sus soldados que se guardaría la enseña para el día de una gran victoria. Fue así como nuestra Bandera se utilizó desde el 25 de mayo de 1812, pero debió esperar hasta el 20 de julio de 1816 para que el Congreso de Tucumán la reconociera oficialmente.

Pese que a algunos intereses porteños les haya causado mucha rabia su creación, lo cierto es que la Bandera Nacional se la debemos a Manuel Belgrano, uno de los más grandes patriotas latinoamericanos. Y es en honor a él que se festeja el Día de la Bandera en el día de su paso a la inmortalidad, que fue un día como hoy, un 20 de junio, pero de 1820.

domingo, 16 de junio de 2013

A propósito de 1933


Dos días después de que más de medio millón de personas se reuniese en Plaza de Mayo y alrededores para celebrar todos los derechos conquistados y todas las reivindicaciones sociales alcanzadas durante estos diez años de gobierno kirchnerista, el centenario diario de la familia Mitre se despachó con un editorial completamente a tono con su histórico pasado y su conflictivo y crepuscular presente. 1933 representa un escalón más en la larga serie de vergonzosos escritos publicados en esta “Tribuna de Doctrina”, en donde se elude olímpicamente a la realidad y se ofende a la verdad y a la memoria colectiva únicamente para contar con un recurso discursivo más en medio de la batalla cultural que hoy se está librando en nuestro país. Recurrir a la comparación forzada del nazismo con el gobierno nacional actual no nos debe sorprender. La misma forma parte de una deliberada y sistemática estrategia de bastardeo a la cúpula dirigencial del país y a sus decisiones políticas, como así también a todo aquel que acalorada o tibiamente apoye o se sienta parte del proyecto político y social que comenzó hace ya una década.

            Bajo el pretexto de alertar sobre situaciones asimilables entre el régimen nazi con la realidad política actual, el matutino porteño relata en la nota el proceso de ascenso del nazismo en Alemania. Sin embargo, en esta supuesta comparación no se desarrolla ningún argumento que justifique a la misma, ya que sólo busca insuflar el temor en la población de la manera más barata, en particular en la clase más acomodada de la Argentina, arquetípico lector de La Nación. En su afán de interrumpir el proceso de transformación de la Argentina actual, el diario cae en el groso error de banalizar el horror que provocó la Segunda Guerra Mundial y de ofender al recuerdo de los 60 millones de muertos a los que condujo la política nazi, especialmente a las víctimas y sobrevivientes del Holocausto.

            Esta obvia imposibilidad de comparación entre dos situaciones tan disímiles es la que llevó a la DAIA (socia del diario en materia de Referéndum con Irán, si se quiere) a emitir un comunicado en el que demuestra su claro malestar por el editorial y en donde reafirma “su postura permanente de que la dictadura nazi y su siniestra política de persecución y exterminio no pueden ni deben ser equiparadas con otras situaciones o decisiones políticas ajenas a ella”. Este justo repudio se sumó al de las organizaciones de derechos humanos, al de los funcionarios nacionales, provinciales y locales enrolados en el Frente Para la Victoria, como así también al muy significativo rechazo de los propios trabajadores del diario.     

Es curioso que los entusiastas, apologistas y promotores del genocidio en nuestro país y en otras partes del globo, que se hallan detrás de la pluma de quien escribió esta editorial, se sientan con derecho a comparar la etapa que estamos viviendo con el surgimiento del nazismo. Son las cabezas detrás de La Nación quienes justamente se mostraron con candor frente a Hitler y sus modos cuando éste ascendía al gobierno. Sólo basta con repasar los diarios de aquella época para poder comprobarlo. Son también ellos quienes en el siglo XIX arrasaron con el Paraguay de Solano López por desafiar al paradigma económico imperante con su pretensión de autonomía industrialista. Y son también quienes en nombre de la civilización occidental y cristiana avalaron el genocidio de 30 mil personas durante la dictadura cívico-militar comenzada el 24 de marzo de 1976 en la Argentina. No hace falta demasiada agudeza para poder darse cuenta de ello, tan sólo con observar los avisos fúnebres publicados en este diario luego de la muerte de Jorge Rafael Videla hace unos pocos días atrás, uno puede entender muchas cosas.

Esa última dictadura que La Nación supo defender tan bien efectivamente controló a la prensa, creó cientos de campos de concentración, quemó y prohibió libros, mandó a jóvenes a la muerte en una guerra innecesaria y hasta estuvo a punto de confrontar militarmente con pueblos hermanos. Cómo puede ser que ahora nos alerten sobre un nuevo 1933, sobre el autoritarismo, sobre el cercenamiento de “las libertades y la independencia de los tres poderes del Estado”, sobre la distorsión de “los valores esenciales de la República”, sobre los “enfrentamientos dentro de la sociedad” y la pérdida de la República, si fueron ellos quienes precisamente estimularon y apoyaron a la quienes aplicaron métodos nazis desde el poder estatal en la Argentina.

 Las razones detrás de esta sórdida editorial son dos. La primera surge como respuesta natural frente a la posición del diario con respecto a la nueva (?) Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Al saber que una etapa se está cerrando y que la Corte Suprema de Justicia pronto se expedirá sobre la cuestión, la familia Mitre intenta desesperadamente “alertar a la población” sobre el supuesto avallasamiento del gobierno nacional contra la ya tan gastada “libertad de prensa”. Asimismo, también supone una advertencia a los ministros de la Corte sobre lo que estarían avalando si es que osan ratificar la constitucionalidad de los artículos de la ley que todavía están en disputa. Es en este sentido que en nueve de los dieciséis párrafos que posee 1933 se hace mención al control estatal del nazismo sobre los medios de comunicación, en especial sobre la prensa escrita. La comparación no puede ser más miserable, recordemos que la Ley de Medios ni siquiera aborda a los medios gráficos.

La segunda razón oculta de 1933 la expone muy bien el senador nacional y ex Ministro de Educación, Daniel Filmus en la columna que publicó Página/12 el 4 de junio último, llamada ¿Qué haría usted para que no suceda un Auschwitz en Argentina? Allí, Filmus sostiene que “el objetivo central del editorial es confrontar a sus lectores con el siguiente dilema: ¿qué sería capaz de hacer usted para evitar el riesgo de que Argentina caiga en el nazismo? ¿Qué debiera hacer la sociedad argentina frente a un gobierno que “distorsiona los valores esenciales de la República” y puede llevarnos a repetir la peor experiencia de la historia de la humanidad?” Entonces, esta asimilación entre el actual gobierno argentino y el de Hitler “es hacer una apelación a ponerle fin por cualquier medio” al primero, sea por vía legal y electoral o por medios antidemocráticos y destituyentes. El senador concluye, no sin justa razón, que el objetivo principal de 1933 es “comenzar a introducir la idea de que todo accionar es válido si impide que una actualizada versión nativa de los nazis se apodere totalmente del poder en la Argentina.”

Ambas razones aquí expuestas se conjugan a la vez, esencialmente para que la familia Mitre, su clase y los valores que representan, tengan las excusas necesarias para poder seguir confrontando contra un gobierno constitucionalmente elegido y que pretende recortarles parte de su poderío cultural y económico. En su afán de mantener el poder que han conseguido a lo largo de décadas de negociados y a través del sometimiento de amplios sectores de la población, los intereses ocultos detrás de La Nación están dispuestos, cuanto menos, a incitar a la población a la contienda contra la actual “democracia de los votos”, parafraseando los dichos de actual dueño del diario aquí en cuestión.

Para que puedan seguir por décadas sin pagar las cifras millonarias que deben al Estado en concepto de impuestos atrasados, para que quede bien enterrado en el pasado y lejos de la mano de la justicia el apoderamiento de Papel Prensa, para que vuelvan a gobernar el país como en salvo raras excepciones siempre han hecho y para poder mantener intacto el poder corporativo sobre el cual se sustentan, es que necesitan difundir la mofa y la relativización berreta y altamente peligrosa de la democracia que 1933 representa.

viernes, 14 de junio de 2013

El día después

"El choque de trenes con tres muertos y muchos heridos es algo triste, te lastima de una forma que es necesario tiempo para que te deje de doler y puedas decir algo que aporte. No fue un buen día para twitter, para facebook ni para los blogs. Las redes sociales tienen una disponibilidad inmediata que hace que todo el mundo se vea tentado a decir lo primero que se le ocurre. Y cuando ocurre algo así, lo primero que se te ocurre no siempre es bueno, ni bello, ni inteligente."
 
Oscar Cuervo.

martes, 28 de mayo de 2013

La Dékada Ganada


“Vengo a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos.
  Néstor Carlos Kirchner.

            Decía Carlitos (el bueno) en su célebre tango, que veinte años no eran nada. Qué diría de diez entonces, yo me pregunto. Es cierto que una década no es tiempo realmente significativo en la historia de los hombres, en la historia de la humanidad. Ahora bien, diez años para una Nación de pocos más de doscientos son algo. Son bastantes para marcar a fuego a una generación, o a varias. Alcanzan para ver transformaciones más o menos importantes en las personas y también en el conjunto de la sociedad, a veces para bien, otras para mal. Y si repasamos nuestra historia vemos que en ese periodo de tiempo el pueblo argentino tiende a cambiar substancialmente. O por lo menos cada diez años se acerca a ese cambio, que puede demorar un poquito más o un poquito menos, pero que llega. Diez años son suficientes para observar cómo se modifican las reglas de juego de la política, los actores sociales protagónicos, la correlación de fuerzas entre éstos, el contexto internacional, las costumbres y los hábitos de las personas, las prácticas instituciones públicas y privadas. Décadas infames, peronistas, procesistas, menemistas… ejemplos de décadas que signaron una etapa de nuestro país sobran. Y una de ellas es la acaba de llegar a su aniversario. La Dékada Ganada la llaman algunos.

Indiscutidamente la Argentina es muy diferente a aquella del 2003, aquella que existía antes de que Néstor Kirchner asumiera como Presidente de la Nación. Muchos nos alegramos por ese cambio, otros pocos, todo lo contrario. Pero dudo que los intelectualmente honestos sostengan que en esta última etapa no se han producido transformaciones sustanciales en nuestro país. Y también en nosotros mismos. El panorama ha cambiado verdaderamente, nuestros horizontes ya son otros y por más que aún queda muchísimo por hacer, corregir y batallar, hoy estamos situados en una posición infinitamente mejor a la de hace una década atrás desde todo punto de vista. La política ha transformado a la realidad, y la tarea no ha sido sencilla.

Cuando el sábado último, en el masivo acto en Plaza de Mayo en ocasión de los festejos por el 25 de mayo, caminaba por las calles y veredas porteñas abarrotadas de gente (de pueblo?), no pude evitar recordar cómo eran la realidad del país y de mí mismo diez años atrás y cuanto ambas se habían transformado. En ese momento se me vinieron a la mente todas aquellas medidas que se habían tomado, todos aquellos derechos conquistados y reivindicaciones producidas. El pago al FMI, los cuadros de los genocidas bajados, los convenios colectivos de trabajo, la AUH, la ley de medios, los 5 millones de puestos de trabajo, los fondos previsionales, los juicios por la memoria, la verdad y la justicia, el Futbol para todos, Aerolíneas, el matrimonio igualitario, YPF, el voto joven, la democratización judicial. La lista continúa y es enorme, pero los festejos duraron muchas horas así que tenía tiempo.

Parado, rodeado de cientos de miles de personas con pasados y presentes seguramente diferentes al mío pero tan o más argentinos como yo, continué reflexionando. Especialmente destaqué el nuevo rol que ha tomado el Estado en esta década kirchnerista. Esta me parece la clave para entender el cambio de época. Es el Estado el que ha cambiado de posición y ha permitido quebrar con el pasado neoliberal. No es ya el Estado represor y privatizador con el que me crie, sino un Estado benefactor, inclusor, si le cabe el mote, que se coloca del lado de los más necesitados, de los humildes y desprotegidos, que no es neutral a la hora de salir en su defensa, y que apuesta al desarrollo sostenido del país, siempre que se dé con inclusión social. Este es avance más grande que ha hecho nuestra sociedad y hay que valorarlo y defenderlo como tal.

La vida privada de las personas no ha sido ajena a las transformaciones en la esfera pública. Antes de que llegaran los gobiernos de Néstor y de Cristina el único futuro posible que los jóvenes y no tan jóvenes tenían era el aeropuerto de Barajas. Ahora, cuando veo en la televisión o leo en los diarios las noticias de Europa, caigo en la cuenta de cuanto ha cambiado la cosa realmente. El destino de nuestro país aún no ha sido escrito, pero hoy tenemos las esperanzas que antes no teníamos. Esperanzas de ver a nuestra nación progresar y de que entre todos aportemos al desarrollo del país. La esperanza de alcanzar la igualdad plena. Estudiar, trabajar, vivir una vida normal, todo aquello que parece tan común y ordinario era lo que estaba impedido en otros tiempos y con otros proyectos políticos. Por lo menos para la mayoría de la población. Todo lo sombrío y desolador que era el futuro en los noventa y a comienzos del siglo es ahora esperanzador y vibrante. No sabemos lo que vendrá, pero sabemos que si entre todos defendemos lo hasta ahora conquistado y luchamos por un mañana mejor, lo más factible es que este tarde o temprano llegue.

Para que la alegría del pueblo que estaba en la Plaza reunido no se termine (y también la de los que no fueron), habrá que esforzarse como nunca. Aquellos que estábamos allí festejando, celebrando la Patria, la democracia y las conquistas de este Proyecto Nacional y Popular sabemos que la tarea estará inconclusa mientras quede un sólo argentino que no tenga una vida digna y feliz en el suelo de esta Patria. Sólo falta que todos los demás también lo comprendan. Porque ya sabemos que no es viable un país con excluidos permanentes como proponían desde el poder tiempo atrás. Como todavía insisten las corporaciones y los “profetas del odio” actuales. Para que nadie nos arrebate la alegría, el amor, las conquistas y reformas obtenidas, para no depender de una sola persona, para no volver atrás en el tiempo, el Pueblo debe arremangarse y estar dispuesto a lo que sea necesario. Él es el garante y heredero del proyecto de país que se ha planteado en estos diez años, y esa es su responsabilidad. Y el Pueblo, en definitiva, somos todos y todas. Recordémoslo más a menudo.

jueves, 2 de mayo de 2013

Democratizar es la tarea


Apuntes sobre la democratización judicial
 
"Hacete amigo del Juez
-No le dés de qué quejarse;-
Y cuando quiera enojarse
Vos te debés encojer,
Pues siempre es güeno tener
Palenque ande ir a rascarse".
La vuelta del Martín Fierro.
 
Cuando en 1879, José Hernández escribió este verso estaba denunciando una práctica tan argentina y tan vigente en ese momento como en cualquier otro de la historia de nuestro país. Siempre fue una costumbre demasiado arraigada en algunos esa la de ser amigos del Poder Judicial, un hábito de unos pocos que saben de antemano que la mano de la justicia los va a beneficiar en caso de necesitar de su socorro. Esa corrupción e injusticia de las que no se asustaba el Viejo Vizcacha se reflejan todavía hoy en la realidad del funcionamiento judicial. Lamentablemente, el trasfondo que existe en los versos del V. Vizcacha goza de una potente actualidad y es por ello que se hace necesario transparentar y democratizar el funcionamiento de nuestro sistema judicial.
Para poder entender desde donde partimos y hacia donde debemos ir, pasemos una breve revista sobre el accionar del Poder Judicial en nuestra historia reciente. En primer lugar, la última dictadura cívico-militar afianzó en el interior de la justicia a sus sectores más reaccionarios, a aquellos vinculados al capital aliado al imperialismo. Esos mismos que propiciaron el golpe y se llenaron los bolsillos con el genocidio. Los militares no confrontaron con la corporación judicial ni intentaron restringir sus márgenes de acción, sino que se apoyaron en ella para llevar adelante sus planes de exterminio, su política y su economía.
Alfonsín dejó a la justicia intacta tal cual la había heredado de la dictadura. El Poder Judicial de la joven democracia fue una parodia de sí misma. Una tibia declaración de buenas intenciones que quedó solo en eso, barrida por la mano de una impunidad amparada por el poder político. Punto final a ello.
 Como todo en la administración de Menem, la justicia estaba embebida en la corrupción y en glamour de una época olvidable. La mayoría automática de la Corte de Nazareno, los indultos, los jueces de servilleta. Nazis confesos como Rodolfo Barra en el máximo tribunal que luego llegó a ser Ministro de Justicia. No había ninguna cautelar que protegiera al pueblo mientras lo saqueaban desde adentro y desde afuera. Me pregunto hacia a dónde miraba la justicia cuando estallaban fábricas o se ardía en Pinamar, cuando otros daban paseos en Ferrari o vacacionaban en Miami. En resumen, el lujo vulgar de unos pocos y los excesos inconfundibles del noventismo en coctelera con los estrados judiciales.
El gobierno trágico de De la Rúa como en tantos otros aspectos continuó y en ocasiones profundizó los métodos del menemato. Siempre con la cara de la honestidad, de la lucha contra la corrupción. El 13%, la Banelco, el corralito, todo el mismo carnaval de los `90 que todavía existía hasta que ese modelo de país no se sostuvo más.
Como vemos, los vicios y excesos de todo tipo que viene arrastrando nuestro Poder Judicial desde hace tanto tiempo imponen la impostergable necesidad institucional de transformarlo. Si pensamos en un plan para transformar la justicia debemos saber que éste tiene que ser integral y debe apuntar a múltiples objetivos. Desde la forma hasta el contenido. Un proyecto tan ambicioso como el que debe encararse supone aceptar que una democracia real no entra todavía en los marcos institucionales actuales. Hay que ensancharlos, superar lo estrecho de sus límites para poder avanzar por lo que falta. Reformar significativamente un poder del Estado no es tarea sencilla, ni se logra con seis nuevas leyes, pero las modificaciones a la justicia que propone el Ejecutivo se enfilan en ese sentido. Es un comienzo auspiciante, de aquellos a los que nos hemos acostumbrados en estos diez años, pero debe ser simplemente la primera etapa en un largo proceso de construcción y consolidación de un nuevo Poder Judicial. Caso contrario ninguna de democratización será posible.
A continuación, un resumen de los proyectos de ley que propone el oficialismo para instrumentar esta democratización judicial:
La ley de reforma del Consejo de la Magistratura. Determina la elección por voto popular de los integrantes del Consejo de la Magistratura, cuando se realicen las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). Establece la posibilidad de que sean consejeros académicos y profesionales de distintas disciplinas y ciencias, no solo abogados, con los mismos requisitos para ser diputado. Amplía de 13 a 19 los miembros del Consejo. Crea los concursos previos por “materia y por nivel” para la ocupación inmediata de las vacantes que se produzcan.
La ley de Ingreso Democrático al Poder Judicial, al ministerio Público Fiscal y a la Defensa. Establece la realización de exámenes de ingresos previos y, de aprobarse los mismos, los aspirantes serán incluidos en una nómina de ingresantes para participar de un sorteo anual por la Lotería Nacional para el ingreso como empleado del poder judicial. Los puestos de secretarios y prosecretarios también serán cubiertos por exámenes.
La ley de publicidad de los actos del Poder Judicial. Dispone la publicidad obligatoria por Internet de todas las causas en los distintos tribunales del país. Crea un registro público de causas. Es extensivo a la Corte y las distintas Cámaras.
La ley de Publicidad y de Acceso a las Declaraciones Juradas de los tres Poderes del Estado. Las declaraciones juradas de los funcionarios de los tres Poderes del Estado serán de carácter público y de libre accesibilidad por internet.
La ley de Creación de las Cámaras de Casación. Crea tres nuevas cámaras de Casación: la Federal en lo Contencioso Administrativo; del Trabajo y la Seguridad Social, y la Civil y Comercial, que se suman a la ya existente de Casación Penal.
La ley de Regulación de las Medidas Cautelares contra el Estado y los Entes Descentralizados. Las medidas cautelares contra el Estado deberán estar referidas a situaciones en las que se pone en riesgo la vida o la libertad de las personas, pero no en caso de índole comercial. La medida cautelar no puede superar los seis meses como plazo razonable. Se asegura el derecho del Estado a ser oído. Se suspenderá la medida cautelar dictada si es apelada por el Estado.
 
De entre todos los proyectos enviados por el Ejecutivo el que más enfureció al contingente opositor fue el referido a la modificación del Consejo de la Magistratura. Quizás, este proyecto sea el más interesante de los seis para profundizar. En sintonía con una república en donde la sociedad no tiene casi ninguna injerencia en el Poder Judicial, los integrantes del Consejo de la Magistratura son elegidos por el voto de no más de 20 o 25 mil abogados y jueces. Para cambiar esa estructura tan corporativa, el Poder Ejecutivo propuso que quienes aspiran a ingresar al Consejo de la Magistratura sean elegidos por el voto popular.
Los principales argumentos para sostener la oposición a esta democratización del Consejo de la Magistratura son tres: que el ámbito de la justicia requiere un conocimiento técnico que el ciudadano común no tiene, que de esa manera se politiza el Poder Judicial, y que así se equipara la mayoría nacional electoral con la mayoría en la gestión del Poder Judicial, lo cual llevaría a que el Poder Judicial pierda independencia frente a los otros poderes.
Al contrario de lo que sostiene la oposición, la elección popular de los integrantes del Consejo de la Magistratura no politiza algo que ya está claramente politizado, sino que democratiza esa politización. Disminuirían así las roscas políticas entre abogados y entre jueces que son mucho menos democráticas que las expresiones del voto popular. Todas las elecciones en los Colegios de Abogados y entre los jueces tienen una fuerte connotación con la política nacional y sin embargo abogados y jueces prefieren mantener la hipocresía de que se trata de un Poder Judicial aislado de la política. En todo caso, el poder que defienden es independiente de la política que respaldan las mayorías, pero absolutamente atravesado por las políticas de roscas y minorías. Entonces no están defendiendo un Poder Judicial aséptico, sino que están defendiendo un Poder Judicial de rosca política pequeña. Están defendiendo prebendas corporativas, que son opuestas a las prácticas democráticas.
En resumen, por más que la derecha vocifere consignas como “avasallan la Justicia”, “afectan su independencia”, “destruyen la República”, ya sea tanto en el congreso como en la esquina de Santa Fe y Callao, la realidad es que la corporación judicial y sus aliados están siendo enfrentados por la hegemonía de sus intereses por primera vez en muchas décadas. Era hora que eso pase. Desde el 2003 lo que ha estado en juego es un proyecto de reconstrucción nacional. Y en este contexto asistimos todos a una oportunidad histórica. La de situar al Derecho del lado de los más débiles, de que esté del lado del pueblo. No debemos desperdiciarla. Nosotros tenemos derecho a otra justicia, una verdaderamente justa y asequible, sin que importe nuestra procedencia o nuestras riquezas personales. Estas propuestas del Ejecutivo por democratizar la justicia, por crear una justicia legítima, amigan al Poder Judicial con la sociedad, lo mejora y, al hacerlo, mejora también a la República. En definitiva, nos mejora a nosotros mismos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Nuestro Día


Luego de décadas de violaciones al sector obrero, el retroceso de los trabajadores llegó a su fin el 25 de Mayo de 2003. Ese día, Néstor Kirchner rompió con el modelo neoliberal iniciado en 1976 y profundizado en los 90’, instalando un paradigma laboral que tiende a la recuperación de los derechos robados a la clase obrera, y promoviendo un modelo económico distribucionista, industrialista, soberano y que privilegia el mercado interno y la inclusión social.

Algunas de las políticas implementadas para cumplir con los derechos laborales, contribuir con la distribución del ingreso y consolidar la equidad social, han sido la implementación de las negociaciones colectivas entre trabajadores y empleadores, la prohibición del trabajo infantil, la protección del trabajo adolescente, la estatización de los fondos de las A.F.J.P., y la Asignación Universal por Hijo.

En este Día del Trabajador recordemos que las políticas de empleo implementadas en esta década ganada han logrado que la desocupación disminuya a un ritmo sin precedentes, creando más de 5 millones de puestos de trabajo y llegando actualmente a índices cercanos al pleno empleo, dignificando así a todos los trabajadores argentinos.
 
!Feliz Día, Trabajadores!

sábado, 13 de abril de 2013

Aguas turbias


            La tormenta trajo la lluvia. La lluvia las inundaciones. Las inundaciones el desastre y la muerte. Los eventos de la semana pasada en Capital Federal y La Plata dejaron la desolación mezclada con barro y mierda en ciudades ricas de nuestro país. Aquello que sólo podía ocurrir allá, en el norte, en el medio de la nada, como la inundación de Tartagal, tocaba ahora a la puerta. La Santa Fe de hace una década debió haber servido de aviso, muestra de que hasta a los más grandes a veces le llega su peor hora. Pero no fue así. La arrogancia de las ciudades es en ocasiones demasiado grande.

            Tras la tragedia afloró sí el Estado. No voy a poner en tela de juicio en este momento los pormenores de cada caso y de cada jurisdicción en particular, no esa la intención de este escrito, pero sin duda el accionar estatal intentó estar a la altura de sus responsabilidades y se puso una mochila hombro que bien le cabía. Las primeras horas fueron de zozobra, difícilmente pudieran ser diferentes en un país como el nuestro, donde hasta hace poco el achicamiento del Estado era la ley imperante. Entre Jefes de Gobierno e Intendentes de viaje y con responsabilidades municipales, provinciales y nacionales compartidas la reconstrucción se puso en marcha.

            La solidaridad del pueblo argentino es uno de los puntos destacables de estas jornadas. Como tantas otras veces, los argentinos dieron muestras de cariño, comprensión y acompañamiento a sus hermanos menos afortunados. La solidaridad, por más que le pese al mercado, es uno de los valores característicos de nuestro pueblo. Aquello que se enseña a los más pequeños en todas las escuelas, a compartir con sus compañeros, perdura durante toda la vida de un argentino tipo. Y suelen ser los que menos tienen quienes justamente más entienden y más colaboran con el otro, será porque conocen qué es estar en sus zapatos, será porque es la única forma de supervivencia que tenemos en estos páramos tan castigados y a la vez tan alejados de los centros del mundo.

            La militancia política y social también dio el presente. ¿Cómo podría ser política y no ser social a la vez? Quizás peque de redundante. Desde las agrupaciones kirchneristas como La Cámpora, el Movimiento Evita, la JP, Kolina, entre otras, hasta organizaciones no gubernamentales como la Cruz Roja, Cascos Blancos, Médicos Sin Fronteras, Boy Scouts y Cáritas y por qué no, grupúsculos de juventudes radicales, socialistas, del Pro, aunque en mucho menor medida, claro, todas ellas continúan trabajando para la recuperación de lo perdido.

            Apostado especialmente en el centro de la tragedia, es decir, en la ciudad de La Plata donde los fallecidos superan los cincuenta, el colectivo Unidos y Organizados tuvo su bautismo de fuego. Ya había trabajado durante los destrozos de la gran tormenta (tornado incluido), otra desgracia que también nos tocó de cerca, y en otras inundaciones como la de Tandil, ambas del año pasado. Pero la magnitud del trabajo militante de estos días no tiene precedentes. Los números de personas involucradas en esta tarea superan ampliamente a épocas pasadas, como los de aquel Operativo Dorrego surgido tras las inundaciones en el interior de la provincia de Buenos Aires durante el `73. Es que en las calles de La Plata y en el edificio de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, centro organizativo de todo el trabajo, los jóvenes se cuentan de a miles.

            De cara a toda la sociedad, medios de comunicación mediante, Unidos y Organizados pudo y puede demostrar la razón de su existencia. La coordinación del trabajo de todos estos sectores, a veces tan disímiles, se hace fundamental en estas ocasiones si es que se quiere dar la mejor respuesta a los más necesitados en el menor tiempo posible. El mandato de Presidencia no era otro. Precisamente en estas ocasiones es en donde se revela la verdadera función de aquel militante político tantas veces denostado e incomprendido. Su deber natural es el de velar por los demás, pero así mismo, esta preocupación innata frente a aquel que sufre debe articularse con todos los resortes del Estado, para no caer de otra manera en el mero asistencialismo o peor aún, en el funcionarato vacío. Un Estado participativo, que aliente la inclusión social, más allá de su convalidación electoral, necesita para sostenerse el compromiso activo de la misma sociedad para la que trabaja y de la cual proviene. El legislador y dirigente de La Cámpora, Juan Cabandié refleja esta realidad cuando afirma lo siguiente en relación a los trabajos de La Plata y de Barrio Mitre: “(…) sin militancia no hay Estado capaz de poder resolver de forma urgente las necesidades de la gente. Sin militancia y sin voluntarios se hubiera tardado meses, hubiera sido imposible llegar tan rápido como se llegó”.

            Y en medio de tanta muerte y tragedia, en medio de tanta solidaridad y trabajo militante reaparecen los viejos fantasmas de los medios hegemónicos a montarse en una nueva operación. No era el momento ni el lugar, ‘no daba’ como se suele decir, pero aun así lo hicieron. Usando de ariete una pequeña discusión entre un periodista de la Televisión Pública y un referente político de UyO, se comenzó nuevamente una campaña de algunos poderosos para marcarles la cancha a estos jóvenes comprometidos. No van a tolerar su trabajo político-social, eso ya lo dejaron bien en claro.

            En esas primeras horas, su argumento se basaba en la crítica a los supuestamente comprometidos jóvenes, pero que a la hora de la necesidad no aparecían en ningún lado. Funcionarios o aspirantes a serlo, adictos al poder o idiotas adoctrinados, sólo eso pueden ser entonces. Pero cuando la realidad, la única verdad como diría el General, les abofetea la cara, deben pegar un volantazo editorial y atacarlos por otros costados. Surge así la necesidad de criticar a la militancia por ser justamente militancia. ¿Por qué deben ser solidarios con pecheras que identifique su organización? La respuesta se cae de maduro (Larroque no pudo ser más claro) por lo tanto no es eso lo que realmente importa. Lo que debe destacarse sí, es el miedo que a algunos les genera el ver actores sociales con tal grado de organización, capaces no solamente de trabajar frente a necesidades concretas y urgentes, sino también a disputar el poder que hoy todavía yace en manos de grandes corporaciones. Es esa preocupación lo que los delata, el nerviosismo de saber que sus privilegios están y continuarán estando en franca disputa. Su discurso anti-estatal y apolítico desgraciadamente todavía hace mella en muchos compatriotas, no obstante los vecinos necesitados abren sus brazos a la poca o mucha ayuda que estas organizaciones pueden brindarles, eso es lo que al final del día importa. Tal vez lo que quedará de esta catástrofe para algunos obtusos será la politización de la solidaridad, para otros tantos más honestos será el destacadísimo rol de los militantes K a la hora de ayudar al prójimo. El tiempo dirá cual versión se impone sobre la otra. Mucho del futuro de nuestro país se nos revelaría si ya tuviéramos la respuesta.

            Como las corporaciones no se agotan en aquellos que siendo dueños de los medios de producción de la opinión pública (opinión publicada) trafican con la información, la hacen y deshacen a su antojo según sus propios intereses económicos y sectoriales, surgen también en estos días las viejas (?) prácticas sindicales. El salvaje ataque a los militantes de La Cámpora por parte de sindicalistas de la Uocra, seccional La Plata, nos trae a la memoria algunos de los peores recuerdos de nuestra historia. La razón detrás de las agresiones sufridas por hombres y mujeres de esta organización no difiere en nada de lo mencionado en el párrafo anterior. Todavía hay quienes se creen dueños de los barrios, punteros barriales de todos los signos políticos y de todos los colores, que creyéndose patrones de estancia pretenden impedir que llegue la ayuda a los necesitados si es que no son ellos quienes la proveen. La mezquindad puesta al servicio de la defensa y consolidación de un poder territorial espurio.

Cuando el “Pata” Medina, principal sindicado como responsable de estos ataques, abre la boca para defenderse sus palabras lo hunden más y más. Tristemente célebre por otra arremetida sindical, como la de hace unos años cuando llevaban los restos del Gral. Perón a la quinta de Gaspar Campos, Medina es un fiel arquetipo de un dirigente sindical criado bajo la luz de la derecha peronista de los `70 y madurado ya en pleno menemato noventista. La intimidación y la violencia son sus herramientas de trabajo, los aprietes sus modales, su profesión vivir del trabajo ajeno. Sus intereses se alinean hoy con los de los grupos concentrados de medios, he ahí la razón de la protección y cobijo que éstos le ofrecen al enmarcar a las golpizas propiciadas por sus hijos y seguidores a jóvenes militantes como meros “enfrentamientos”. Triste palabra. Ya estos mismos medios la usaban para referirse a los llanos fusilamientos a quienes resistieron las dictaduras cívico-militares en la Argentina.

            Es entonces cuando uno descubre que si bien las inundaciones son pasajeras, hay aguas que siempre bajan turbias. Estas corporaciones son las dueñas fácticas de gran parte del Poder en la Argentina y su estirpe las lleva inexorablemente a la sindicalización. Del mismo modo como las organizaciones militantes aúnan sus esfuerzos frente a una tragedia, cruzando datos y llevando a cabo acciones conjuntas, las corporaciones también saben cómo unirse para luchar contra un enemigo en común. El objetivo de muchos peces gordos hoy se ha alineado y es el de hacer caer al Gobierno Nacional lo más pronto posible, o por lo menos forzarlo a que cambie de rumbo en sus políticas democratizadoras. Mediática, sindical, empresarial, judicial, no importa qué corporación ni qué porción de intereses de los más poderosos esté en disputa, su unión es instantánea y muchas veces se da manera inconsciente, incluso para ellos mismos.

            Frente a una desgracia como la sucedida en La Plata (donde increíblemente todavía no se ponen de acuerdo para establecer cuantas víctimas fatales realmente hubo) y en menor medida en la C.A.B.A, , y de cara a un panorama tan exigente como el que sin duda aparece si se quiere seguir combatiendo a las corporaciones, lo único que puede hacer quien acompañe al proyecto nacional es seguir estando cerca de los más necesitados, continuar con el trabajo mancomunado entre quienes son iguales y diferentes a la vez, y seguir avanzando en el desenmascaramiento de aquellos que pretenden continuar viviendo en una colonia en la que sólo unos pocos alcanzan la felicidad.


martes, 2 de abril de 2013

Fueron, son y serán


El 2 de abril de 1982 el gobierno de facto inició la invasión de las Islas Malvinas en un intento desesperado por mantenerse en el poder. Más allá de los errores y horrores cometidos por la última dictadura cívico-militar, el reclamo por la soberanía de nuestras Islas es inclaudicable.

 Hace ya 180 años que el Reino Unido invadió parte de nuestro territorio, pero el deseo del pueblo argentino de que las Malvinas dejen de ser una colonia británica y sean reconocidas como tierra argentina será eterno.

Desde la paz, nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner reafirma constantemente su intención de dialogar con el Reino Unido para defender nuestra soberanía sobre las Islas. Un reclamo y una bandera que ha dejado de ser solamente de los argentinos para transformarse en una causa de los americanos, de América Latina del Sur y en una causa global.

sábado, 30 de marzo de 2013

Nunca menos


El 24 de marzo no es un día más. Es el día en el que todos debemos recordar a aquel Golpe cívico-militar que propició la masacre social, política, humanitaria y económica más grande que sufrió el pueblo argentino.

Varios gobiernos democráticos pasaron desde el ´83, pero fue Néstor, hace ya diez años, quien puso a los Derechos Humanos donde siempre debieron estar. Fueron Néstor y Cristina quienes adoptaron a los Derechos Humanos como una Política de Estado. Gracias a ello Nunca Más se podrá retroceder. Desde ahora, toda construcción individual o colectiva deberá ser con Memoria, Verdad y Justicia.

A 37 años estamos haciendo justicia por los 30 mil desaparecidos. Justicia para los 40 millones de argentinos. Convencidos de que junto a Cristina estamos construyendo una patria más justa, igualitaria, libre y soberana. Nunca Menos.

lunes, 18 de marzo de 2013

Comandante


¿Por qué vos y no otro? ¿Por qué en tierra venezolana y no en cualquier otro país del mundo? ¿Por qué a mediados del siglo XX y no en otra época? ¿Por qué en la humildad y no en el lujo? ¿Qué te habrá hecho dejar la  pintura, el beisbol y la fajina por un sueño epopéyico? ¿Qué te llevó desde joven hacia los brazos eternos de Simón Bolívar y de San Martín?

¿Por qué habrás bajado de aquellos cerros con la espada socialista? ¿Por qué te rebelaste contra tus superiores y contra la injustica generalizada en aquel año ´92? ¿En qué "destino mejor" creías por entonces? ¿Por qué fracasaste en ese primer intento? ¿Qué te habrá salvado del fusilamiento en tu hora más obscura? ¿Por qué tantos habrán creído en tu "por ahora"?

¿Cómo te habrás ganado a ese pueblo cansado de la opresión? ¿Qué habrán visto en vos que nadie más tenía? ¿Por qué te honraron en el ´98 con tanta responsabilidad? ¿Qué les habrá impulsado a elegirte una y otra vez después de aquello? ¿Qué les habrás dado que jamás nadie antes les dio? ¿Por qué sentiste necesario regalarle a tu patria una constitución más justa e inclusiva? ¿Por qué consideraste tan fuerte a la pluma y a la palabra como al fusil y al verde dinero?

¿Por qué tanto odio corroe a tus enemigos aún en estos días? ¿Por qué habrá sido que intentaron darte un golpe de Estado estos antiguos privilegiados? ¿Por qué el pueblo libre habrá ganado las calles para devolverte tu derecho ganado? ¿Por qué la revolución tomó más impulso y determinación luego de aquello? ¿Por qué las riquezas de la tierra bolivariana ahora serían para todos y no para unos pocos solamente?

¿Por qué habrás creído necesario empezar a construir la patria grande? ¿Por qué habrás sido "el mejor amigo" para tantos latinoamericanos? ¿Por qué te habrás peleado tanto contra mister danger y su hálito de azufre? ¿Por qué las potencias te ridiculizan y te tildan de loco malo? ¿Qué peligros verán en tu persona? ¿Por qué creerán que el mote de “caudillo caribeño” es algo negativo? ¿Cómo habrás llegado a ser el dictador más votado de la historia?

 ¿Por qué después de tantas batallas, una enfermedad vendría a ensombrecerlo todo? ¿Por qué justo a vos? ¿Por qué ahora cuanto todavía queda tanto por hacer? ¿Por qué el destino lo habrá querido así? ¿Por qué es esta la única manera de deshacerse de vos que tienen algunos? ¿Por qué los mejores siempre se nos van pronto, sin importar cuantos años hace que están a nuestro lado?

¿Cómo te recordará la historia? ¿Cuánto te extrañará Venezuela y América latina toda? ¿Por qué lloran como lloran todos tus hijos? ¿Por qué te seguirán amando tanto como te aman? ¿Cuantos años deberán pasar para que ese pueblo tuyo te olvide? ¿Llegará a olvidarte algún día? ¿Podrán desconocerte los hombres de buen corazón que vengan después de vos? ¿Será tu ejemplo su guía y tu nombre su bandera hacia la libertad y la justicia?


domingo, 3 de marzo de 2013

Incómod@s


            Me levanté temprano como cualquier otro día. Después de escuchar las noticias en la radio mientras desayunaba salí para ir a tomar el colectivo, tarde como de costumbre. Cuando estaba caminando las pocas cuadras de distancia que existen entre mi casa y la parada me vino la Pregunta. Todavía no sé muy bien por qué, en ese día, en ese horario. Quizás haya sido por algo que se dijo en la radio. Quizás por un cúmulo de otras cosas. Lo que se me presentó esa fría mañana fue una pregunta a la que no pude darle respuesta: ¿Cuándo había empezado?

            ¿Había sido después del voto no positivo de Cobos? ¿O tal vez a partir de la resolución 125? Yéndonos más lejos podríamos llegar hasta la valija de Antonini Wilson, si es que no nos queremos remontar hasta la presidencia de Kirchner. Pero en algún momento había empezado. No sabía cuándo. No sé cuándo. Pero sí sé que para haber adquirido las dimensiones actuales, tuvo que haberse iniciado en algún momento. Quisiera saberlo. ¿Cuándo fue el momento exacto en el que la interpretación de la realidad quedó dividida entre kirchneristas y antikirchneristas?

            No se me malinterprete. No estoy comiéndome la galletita del “país divido” que tanto agitan los opositores de profesiones varias (políticos, periodistas, operadores, etc.). Estoy hablando sobre cuándo Todo empezó a leerse en clave kirchnerismo/antikirchnerismo. Es este antagonismo el que se ve a diario especialmente en los medios de comunicación, que es adonde más apuntarán estas líneas. Tampoco vale equivocarse y pensar que desde el primero al último de los argentinos piensa bajo esta lógica, no lo creo, no todo gira alrededor de la política. Pero sí es la disputa actual por el poder real, es la disputa por un relato histórico argentino, por un relato de la propia identidad y de la cosmovisión de la realidad circundante. No me estoy quejando (aunque admito que a veces cansa) porque tengo en claro qué pasaba antes de que surja este enfrentamiento de lecturas y qué pasaría si se pierde.

            A primera vista se podría decir que hoy se discute por todo, desde las bicicendas, pasando por las antenas de la TDA o por la limpieza del riachuelo. Cualquiera que haya estado en este país durante los ´90 sabe que es así, antes había silencio. O más bien, gritos silenciosos. Pero creo que en realidad no se discute tanto como pareciera. La política argentina sí tiende a girar alrededor del kirchnerismo/antikirchnerismo bobo. Los primeros porque estamos orgullosos de esta década ganada y confiamos que este es el único rumbo posible para sostener, consolidar y ampliar la calidad de vida del pueblo. Los segundos, ya sean de derecha o izquierda, porque al no tener argumentos demasiados sólidos para oponerse son conducidos por un Grupo empresario que se resigna a perder sus privilegios ilegales.

            A este Grupo ya no importa la veracidad en los argumentos (más lejos aún quedó la objetividad periodística, si tal cosa puede existir). A los políticos opositores tampoco. En una perversa simbiosis, el Grupo y sus aliados comunicacionales actúan como fuente única y permanente de argumentos para la política opositora contra todo planteo gubernamental que salga de Casa Rosada. La alimentan de sinrazones para estar en contra. A cambio de esta provisión diaria, estos partidos políticos tienen que defender al Grupo contra la Ley de Medios, colaborar con los demás negocios que éste tiene, oponerse sistemáticamente a cuanta propuesta haga el gobierno nacional, obedecer las estrategias político-electorales trazadas desde el interior del mismo Grupo, y resistir sus aprietes cuando alguno hoza actuar con algún sesgo de independencia, como se vio durante el tratamiento parlamentario de la cuestión YPF.

            Veamos el funcionamiento de esta alianza y su relación con la interpretación de la realidad con tres casos bien disímiles en cuanto a su importancia institucional:

            1º) Ni bien se conocieron los términos del acuerdo con Irán para la creación de una comisión investigadora sobre atentado a la Amia, Clarín y La Nación comenzaron a tejer una espectacular red de especulaciones engañosas sobre los supuestos “verdaderos” intereses del gobierno nacional. Se trataba de un tratado no para esclarecer el mayor atentado sufrido en nuestro país, sino para subrepticiamente fabricar armas nucleares y además, de paso, exportar mayores cantidades de productos agrícolas a la antigua Persia. El pobre y chicanero debate en comisiones y en el recinto de ambas cámaras era altamente esperable, los medios opositores esta vez no prepararon una buena estrategia porque apostaron a forzar demasiado la realidad antikirchnerista.

            En este triste episodio se destacó también el cambio de posiciones de ambas asociaciones judías, la Amia y la Daia, que en un primer momento apoyaron el acuerdo conjuntamente con las agrupaciones más representativas de los familiares de las víctimas, para luego echarse para atrás con el escalofriante argumento de un posible tercer atentado. Qué parte de esta retractación tiene que ver con la posición de Israel con el acuerdo Argentina-Irán, y qué parte con la alianza que ambas asociaciones tienen con el partido de Mauricio Macri sigue en duda.

            Asimismo, el soslayamiento que los medios opositores les procuraron a los familiares que están a favor del acuerdo, es decir, a favor de la posibilidad de poder realizar las indagatorias a los acusados y así continuar con el juicio oral, fue deplorable. Se focalizaron, en cambio, en una agrupación de muy dudosa representatividad para darle legitimidad a su posición, paseando a su virulenta cabeza por cuanto estudio televisivo o micrófono abierto existiera y exponiéndola como si fuera la única representante válida de las víctimas.

            2º) El primer aniversario de la tragedia de Once estaba colmado de expectativas para el amplio espectro antikirchnerista. Desde todos los rincones de la política vernácula le intentaron imprimir un sentido político netamente opositor a los reclamos específicos de los familiares de las víctimas de esta tragedia. El acto en Plaza de Mayo que se había organizado en su conmemoración resultó, en cambio, un nuevo fracaso. No lograron transformarlo en un #22F pese a sus mayores intentos.

            Este fracaso se dio a pesar de la fuerte y explícita intervención de medios y políticos opositores, que organizaron la convocatoria, condujeron el encuentro, unificaron carteles y editorializaron el acto. Lo más lamentable fue ver el incómodo lugar en el que dejaron a los familiares de las víctimas al intentar darles letra de una manera demasiado burda.

            Si podemos encontrar una sola causa para que haya ocurrido aquella tragedia es la de un sistema neoliberal de concesiones privadas que destruyó a los ferrocarriles por dentro como un cáncer terminal. Primero, bajo el amparo y la complicidad del Estado, luego bajo su indiferencia, su timidez y su corrupción. Pero es justamente este modelo económico-social que produjo la tragedia al que quieren volver tan desesperadamente los mismos que ahora la acaparan como bandera contra el kirchnerismo, mientras intentan cooptar el legítimo reclamo de las víctimas.

            Sus caretas son pasajeras y muy diversas, a diferencia de sus intenciones, no necesitan de coherencia histórica en sus discursos y ya conocemos el oportunismo que los caracteriza. Y mientras el Estado Nacional empieza a llevar adelante una política de revalorización del sistema ferroviario nunca antes vista y subsidia fuertemente al transporte público, la oposición y sus medios afines lo ignoran olímpicamente y prefieren dedicarse a forzar ideológicamente a la tragedia de Once para utilizarla con fines electorales.

            En su dimensión opositora, el #22F fue un fracaso en convocatoria además de su bajo impacto en la opinión pública y no logró utilizar eficazmente el reclamo de las víctimas, sino que lo opacó y obturó en aquellas demandas que sí son legítimas.

            3º) El último ejemplo en donde se percibe claramente esta división de la realidad, más bien la diferencia entre lo real y lo deseable-realizable, es el hecho policial/mediático del momento: el caso Rodas. Más allá de la tragedia que implica el hecho, especialmente para la familia del fallecido, es en este episodio donde se ve en acción al armamento mediático más importante del antikirchnerismo.

             Al ser Pablo García hijo de uno de los periodistas más prestigiosos del país, el cual comparte muchas ideas con el gobierno nacional, es inmediatamente fusilado en la “cadena” de los medios opositores. No es que les importe la familia Rodas, accidentes viales lamentablemente ocurren todo el tiempo y nunca son tratados como este lo ha sido. Es que es el Hijo de Alguien. El Hijo de un K. Eso ya sólo les da motivos suficientes para planificar su crucifixión mediática. No es que les interese mucho Pablo García, sólo interesa en tanto hijo de. Y estoy seguro que tampoco les preocupa Eduardo Aliverti, su padre, sino que lo que los perturba son las ideas de éste y de quienes las comparten con él. A ellos apuntan de manera velada cuando intentan carnear en plaza pública a Pablo García.

 

            Ya sea un tratado internacional, el aniversario de una tragedia o un accidente automovilístico, todo cae en la lógica k-anti k. Los que están de un lado apuntalan el poder de los votos que han conseguido luego de diez años de gestión, los del otro cierran filas en una política de desgaste constante. Es que el prisma con el que se ve a la Argentina se ha partido en dos y ahora se pelea por intentar romperle su parte al de enfrente.

            Creo que el tamaño en las diferentes percepciones de lo real está llegando a sus extremos. Es poco probable que se pueda prolongar mucho más en el tiempo. La ridiculez y la mentira son como peregrinas sin una gota de agua en un cálido desierto. Tarde o temprano se desploman rendidas en las arenas de la historia. Algún día, cada vez más próximo, quienes han operado con el bisturí del engaño y la farsa perderán totalmente la credibilidad de la que se han servido durante muchos años. Ese día brindaremos riendo porque todos sabrán que Tinelli no dejó el Trece por las presiones constantes de Cristina Fernández.